lunes, 31 de agosto de 2009

Angeles a nuestro alrededor



Algunas veces pensamos si verdaderamente existen ángeles y si estos estan cerca de nosotros. Yo creo que existen esas criaturas celestiales y que tienen un propósito en nuestra vida. Ellos ejecutan las órdenes que Dios les da y sólo a Dios obedecen.

Pero creo que existen otro tipo de ángeles que estan muy cerca de nosotros y que vemos más a menudo. Son un perfecto regalo de Dios que hizo que se cruzaran en nuestro camino en el momento preciso. Esos ángeles se llaman "amigos". Los verdaderos amigos son como un gran tesoro. Son la alegría de nuestro corazón en momentos difíciles. Son los que ríen cuando estamos contentos y los que lloran cuando estamos tristes. Nos ayudan a triunfar, sueñan y nos ayudan a soñar. Nos dan los mejores consejos para que todo nos salga bien. Por eso amigo no es cualquiera. Cuando le decimos a alguien que es nuestro amigo, le estamos dando un título ampliamente grande. No es cualquier cosa, ni podemos decirlo por cumplir. Este título está recervado solamente para aquellas personas que realmente lo merecen. Los demás son personas conocidas a las que también apreciamos, que se han ganado nuestro cariño y admiración. Mis amigos son únicos. Tienen un corazón grande, un espíritu lleno de Dios, un alma inspiradora. Sin ellos mi vida tendría otro color. Estoy agradecida por los amigos que Dios me a regalado. De cada uno de ellos he aprendido mucho. Doy gracias a Dios por cada uno de ellos y le pido que los bendiga y bendiga sus hijos, familia, que sean prosperados en todo y los llene de paz, salud, esperanza y de vida eterna en Cristo Jesús. AMEN.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Uniendo un rompecabeza al que le faltan muchas piezas


Yo sabía que ser maestra(o) no era tarea fácil, pero como me gustaba, no tuve la menor duda en dedicarme a los estudios en Educación Elemental. Cada día que pasa estoy más convencida que Dios tiene un propósito conmigo, mi trabajo y con los estudiantes que tengo año tras año.

Cada año que pasa, está rodeado de diferentes situaciones en las cuales uno puede hacer algo y en otras no. Como maestra, siento la necesidad de amar a mis estudiantes. Veo en cada rostro una expresión infinita de clamor por un poco de amor, quizás de una pequeña sonrisa. Es algo que quisiera explicar pero no hay palabras que puedan contener todo lo que se ve y se siente y expresarlo de la forma más fiel y exacta posible. Dicen que los maestros estan más propensos a padecer del corazón y ahora entiendo el por qué. No se cómo puedo contener las lágrimas cuando un estudiante se acerca a mi de la forma más inocente que uno pueda observar y en su conversación sale un horrible trozo de la más dañina sustancia que el ser humano pueda probar: "mi papá no me quiere". Yo pienso rápidamente en mis padres y mis hijos. Cuanto amor me brindaron mis padres (y eso no quiere decir que nunca me regañaron o me castigaron) y cuánto amor le brindo yo a mis hijos. A veces siento que estoy en un mundo al que no pertenezco o que estoy viviendo en una época de hace 30 años atrás. Aveces me creo que todavía vivimos en una sociedad donde las láminas que hay que buscar para el tema de la familia son: mamá y papa, los hermanitos y las mascotas. O pienso que los padres aman a sus hijos como yo amo a los mios.

Es un rompecabeza al que le faltan muchas piezas pues estos niños(as), por más que uno quiera brindarles amor, cariño y comprensión, tienen situaciones en los hogares que le afectan tanto física como emocionalmente. Los maestros(as) tratamos de buscar todas las partes de ese rompecabeza y colocarlas en su lugar. Muchas veces da resultado, otras veces no tiene el efecto deseado. Pero, a pesar de que cada estudiante y cada situación es muy diferente, sólo me queda brindarles amor y ser fuerte para poder seguir adelante con ellos mismos. No tengo otra explicación, Dios me quiere aquí para mucho más que dar clases. Espero seguir encontrando las piezas que faltan y formar corazónes de carne, no de hierro.